viernes, 13 de septiembre de 2013

Como prevenir una lesión en la rodilla.

Oír hablar de lesiones de meniscos en deportistas es algo habitual, sin embargo, no hace falta practicar un deporte de élite para poder sufrirlas. Un giro brusco o un movimiento inesperado son suficientes para provocarnos esta lesión de rodilla.Los meniscos son dos estructuras cartilaginosas que se encuentran en el interior de la rodilla y que actúan como “amortiguadores” cuando la rodilla soporta una carga. Hay un menisco en el lado interno de la rodilla y otro en la parte externa de la misma.

Una lesión de menisco se suele producir por un giro o un movimiento inapropiado, pero también por desgaste, sobre todo en personas de avanzada edad. Se suele sentir un dolor muy agudo y repentino en la rodilla, además, va acompañado de hinchazón en toda la zona. Otro síntoma muy característico es que la persona no puede flexionar o estirar por completo la pierna sin que se produzca un bloqueo de la rodilla, como si se “atascara”.

¿Cómo se trata?

El tratamiento para las lesiones de menisco varía en función del tipo de lesión, la edad del paciente, el nivel de actividad del mismo, el tiempo que duran los síntomas, etc. Hay diferentes rangos de gravedad en estas lesiones de los meniscos.Según el caso, puede ser necesaria una intervención quirúrgica y la fisioterapia juega un papel clave en la recuperación de una lesión en el menisco, tanto antes como después de la cirugía. La valoración de un médico es vital ante el primer síntoma de dolor de menisco.

Debemos realizar estos calentamientos antes de cualquier actividad física para evitar una lesión:

1) Sitúate de pie, flexiona ligeramente las rodillas y apoya tus manos sobre ellas. Realiza giros de izquierda a derecha y viceversa, manteniendo los pies juntos.

2) De pie, con las piernas rectas y las manos situadas sobre las rodillas. Flexionamos ambas rodillas y volvemos a la posición inicial (con las piernas rectas). Repite varias veces este ejercicio de rodillas.

3) Continúa de pie y con la mirada al frente. Lleva una rodilla hacia arriba, después baja la pierna a la posición inicial y llévala hacia detrás (llevando el talón hacia tu trasero). Repite esta secuencia con la otra pierna. Realiza estos ejercicios de rodillas varias veces.

4) Los estiramientos también son muy recomendables. Ponte de pie, con la pierna recta, el talón apoyado y la punta del pie hacia arriba. Hazlo con ambas piernas varias veces.

5) Siéntate en una silla con la espalda bien apoyada y las plantas de los pies tocando perfectamente el suelo. Levanta una pierna, mantén un rato y vuelve a la posición de inicio. Realiza este ejercicio de rodillas alternando ambas piernas

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