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Hay diversos motivos por los que la grasa tiende a acumularse
en estas zonas, pero los más habituales
son una mala alimentación, sedentarismo, estrés o causas hormonales y relativas
al sistema endocrino.
No debemos olvidar que el exceso de grasa abdominal
incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que metabólicamente
esta grasa es más activa y favorece el desarrollo de diabetes, alteración en
los niveles de colesterol y de triglicéridos y en la coagulación, factores
todos ellos importantes en el desarrollo de arteriosclerosis.
Para evitar la retención de líquidos es fundamental que te
mantengas hidratada. No esperes a beber agua cuando tengas sed, ya que cuando
se produce esa sensación es porque el cuerpo está empezando a deshidratarse.
Evidentemente, para evitar la acumulación de grasa debemos
reducir la ingesta de alimentos que la contengan. Basa tu alimentación en
verdura, frutas, hortalizas, alimentos a la plancha y evita los fritos,
rebozados, la comida rápida y el exceso de azúcar.
Hacer ejercicio y estar activa es la mejor forma de combatir
la acumulación de grasa sea en la zona que sea. Apuesta por los ejercicios
aeróbicos que hacen trabajar todo el cuerpo y una vez cogida esa rutina,
altérnalos con ejercicios de fuerza para la zona abdominal, de este modo
fortalecerás la musculatura del abdomen.
Sentarse durante largas horas de manera incorrecta, con la
espalda curvada, hace que los músculos abdominales pierdan fuerza y
elasticidad, lo que favorece la acumulación de grasa en el abdomen.
Lo creas o no, el estrés influye en la metabolización de la grasa. Trata de relajarte y buscar tiempo para el ocio y el descanso, de este modo las hormonas realizarán mejor sus funciones.
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